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jueves

Estrenando pileta



Los sábados a la noche nos juntábamos en la casa de Mariana a comer pizzas caseras, yo llevaba un porrón de cerveza para cada una y con eso nos poníamos alegres mientras nuestros hijos jugaban entre ellos.

Charlábamos de lo que habíamos hecho en la semana… boludeces, hasta que por una razón u otra siempre saltaba el tema del TERRENO que ellos tenían comprado y que todavía no se decidían qué hacer primero, si la pileta, el quincho o la casa, nunca plantar un árbol primero. Así durante un año ó más, todos los sábados consecutivos de todos los meses. Yo me ponía en piloto automático y los dejaba que ellos siguieran hablando porque era algo que nunca llegaba a nada.

Una noche, Mariana le dijo: “YO éste verano ME voy a hacer la pileta”. “hacétela, pero hasta el verano que viene no te la pinto”.
Pasaron los meses, y cada vez que nos reuníamos nuevamente, cuando escuchaba la palabra pile… yo ponía la mente en blanco harta de escuchar siempre lo mismo.



Llegó febrero y el calor era insoportable. Hice dormir a mi gordo y le mandé un mensaje “¿qué haciendo?”... “limpiando la pileta”... “¡¿qué pileta?!”... “la MIA, en qué mundo vivis?”.Me puse la malla, un short, ojotas, gorrita, agarré la bici y salí volando para el terreno.


Cuando llego… no lo podía creer!!!
Detrás de una montaña de tierra, ahí estaba ella… 10 metros de largo, por 5 de ancho, con un escalón para entrar, otro de 3 X 3, 4 escalones más para llegar al metro y medio, y por la mitad un desnivel hasta llegar a la profundidad de un metro ochenta.


Quedé A-no-na-da-da. Un muchacho musculoso estaba haciendo los últimos retoques con el material mientras Mariana desde adentro barría y limpiaba las paredes para poder llenarla.


Me saqué la ropa, le pregunté por donde entraba, “por ahí vas a ver unas maderas , pisalas y entrá”. Mientras rasqueteábamos y barríamos íbamos charlando. “¿Cuándo empezaron a hacerla?”... “hace dos meses”... “¿y yo cómo no me enteré?”... se dio vuelta y con la mirada me lo dijo… porque sos boluda!! .
Claro!!, yo cansada de escuchar hablar del tema, no presté más atención!!.
“¿y cuando la estrenamos?”... “ni bien la terminemos de limpiar, así que cállate y barré”.El albañil, terminó de pegar unos apliques para…¿para?... entonces ahí mi amiga me explicó: “cuando la pileta esté llena, ese escalón de 3 x 3 se convierte en una piletita chiquita para los bebes o para tomar sol, si te sentás en el escalón superior podemos prender los HIDROJET para hacernos masajes, los nenes juegan en la parte baja que no los tapa y si queremos nadar podemos ir a lo profundo”... “guauu, y… baño?”... “bueno… baño no tenemos, tampoco tenemos sombra, solamente montañas de tierra alrededor de la pileta, ah! y un pallet de madera para dejar las ojotas y demás cosas, todo no se puede”... “y… no”.Así que seguimos. Lavábamos por dentro, el albañil prendía el filtro para aspirar todo, nos volvía a largar agua, volvíamos a lavar y el volvía a aspirar, así hasta que quedó medianamente limpia. Áspera pero limpia.
Le abrió los grifos a todos los agujeros que tenía para llenarla y nos fuimos a buscar a los niños para meternos.


Volvimos en SU auto ,NUESTRA única sombra giratoria (porque ibamos girando a su alrededor escapandonos del sol), onda Los Campanelli, con los chicos, pelotas, regaderas, salvavidas, equipo de mate, galletitas, reposeras, toallones, protector solar, barre fondo, etc, etc..
Era tanto el calor, que el agua ya estaba tibia, nos llegaba a la cintura en la parte honda, pero a nosotros nos sobraba. ¡Era tanta la alegría que teníamos que no nos importaba la carencia de los retoques finos.
Los hijos de ella ya sabían nadar, pero el mío era la primera vez que se metía en algo tan grande. Estuvimos en ese "paraíso" hasta que se escondió el sol.


Cuando llegamos a casa Gere caminaba raro, pensé que era por el cansancio, pero al bañarlo me dice “lele dedo, lele dedo”, le miro los deditos gordos de los pies… pelados, claro!, si hasta yo tenía raspaduras por todo el cuerpo, pero bueno… no íbamos a esperar hasta el próximo año que la pudieran lijar y pintar. Así que le vendé los deditos y con el slogan de un besito y mamá todo lo cura, el gordito se durmió contento.


Al día siguiente, después de la siesta, volvimos al country, pasamos el barre fondo, dejamos chancletas en el pallet de madera y cuando quise comentarle lo de los raspones veo que no éramos los únicos, los nenes de ella se estaban metiendo con medias de toallas porque tenían los pies lastimados también.
Y bueno!!... A ponerle un poco de onda porque todo no es color de rosa en la vida. ¿Queríamos pileta? Teníamos pileta!


A mitad de la tarde, estaba sentada en el primer escalón tomando sol mientras mi retoño jugaba a mis pies, cuando se me ocurre decirle: “Mariana, habilita los chorros estos, a ver qué pasa?”... “bueno, pero mirá que no sé regu…” no terminé de escuchar la frase porque el primer latigazo me descontracturó desde la nuca hasta el coxis, gracias a Dios que Gere estaba adelante mio y alcancé a cubrirlo, no pudo decir lo mismo el hijo de ella que estaba parado donde terminaba el escalón de 3 metros, el otro chorro lo alcanzó a él y lo tiró de cabeza a la mitad de la pileta.
Desconcertado salió del agua, yo le hacía señas de que apagara todo mientras me tapaba las lolas, agarraba el corpiño y protegía a mi hijo.


Cuando volvió Mariana de la “cabina de controles”, nos encontró a todos asustados. “¿qué pasó, por qué estas en toples delante de los chicos?!”... “nada, casi morimos decapitados, parezco el zorro por la Z que me quedó grabada en la espalda y tu hijo casi muere ahogado… es bárbaro el HIDROJET pero fijate si no viene con algún librito que diga manual en la tapa antes de volver a usarlo porque si estaba tu marido parado acá lo capás de una”.
Despacio y en silencio (por el susto y el cansancio) cogimos los petates y nos vetamos del Condado.
Su-Saraza

martes

Visitando viejos amigos


Hacía tiempo que tenía pendiente una visita a mis amigos de la Capital. Así que armé un bolso a las apuradas y les avisé que al día siguiente estaría por allí.
Cristian y Roberto eran pareja. Hacía años que vivían juntos, una divinura de personas.
El departamento era un sueño, decorado con gusto, e IMPECABLE por donde se mirara, diría que demasiado limpio (barrían, lavaban el piso y después de repasar los muebles pasaban la aspiradora por si les había quedado alguna peluza, ¡¡¡cosa de locos!!!!) Me daba miedo comer allí por temor a que se me cayera alguna miga. Y no hay peor cosa que temer que ocurra algo porque… ocurre.

Una noche, Roberto preparó la comida, estábamos los dos solos porque Cristian volvería tarde del centro. Yo puse la mesa, muy cuidadosamente: sacaba las cosas de la heladera y las agarraba con las dos manos para que no se me cayera nada, creo que gasté las baldosas yendo de la cocina al comedor. Él se reía por mi exageración mientras me miraba de reojo.
Cenamos y nos charlamos todos. Levantamos la mesa, y mientras él preparaba el café yo lavaba los platos (contracturada desde la nuca hasta el huesito dulce).

Roberto puso “hola Susana”, prendimos un cigarrillo, con un cafecito cada uno en la mano y los infaltables chocolatitos. Nos sentamos en un sillón a mirarla.
Terminó el programa, y Roberto se fue a dormir no sin antes recordarme “que tenes cenicero en el apoya brazos, querida, no sea cosa que sin querer…”
“No te preocupes, en un ratito más ya me acuesto”.
Me dio un beso y se fue a dormir. Hice un zapping y me enganché con una película empezada.
A los minutos, me agarró sueño, apagué la tele, limpié el cenicero y… me acordé que había sobrado un trozo de torta que habíamos comprado para los mates de esa tarde, y era taann empalagosa que la tuvimos que comer en sandwiches con masitas saladas. Saqué la bandejita de plástico de la heladera, platito y tenedor y me senté en la impecable mesa del living no sin antes
poner un individual (por las dudas).
Me comí una porción generosa, miré la hora, Cristian debía llegar en cualquier momento pero el sueño no me dejaba esperarlo.
Me puse de pie, agarre el platito con el tenedor sucio de crema en una mano y la bandejita de plástico en la otra… y … cuando quise acordar… plin!!... el tenedor iba camino al piso, los reflejos me funcionaron pero tarde, cuando quise manotearlo, la bandeja se dio vuelta y la torta cayó arriba de la carpeta tejida al crochet por la madre de Roberto.
Lo único que atiné fue a agarrarme la cabeza, lo veía saliendo de la pieza con los ojos desorbitados, rojos de sangre y despidiendo espuma por la boca, mientras Cristian entraba al departamento y al ver semejante cuadro se desplomaba de un ataque al corazón.
Volví rápido a la realidad y levanté el tenedor, corriendo lo dejé en la cocina mientras traia la rejilla. Al dar vuelta la torta ví que habían quedado los motivos del crochet incrustados en la crema y viceversa, corriendo volví a la cocina a buscar un tenedor limpio para hacerle unas rayas y borrar el dibujo del tejido. Con la rejilla limpie el camino de mesa y después el piso.

Creo que en esos minutos adelgacé 4 kilos. Me di una ducha para tratar de relajarme y me fui a dormir.

A la mañana siguiente, último día de mis vacaciones, me despertó un agradable olor a tostadas, me levanté en pijamas a desayunar con ellos. No me animaba a levantar la vista pero los ojos de Roberto me taladraban la cara… hasta que preguntó:
“¿qué fue ese ruido anoche? No me digas nada, se te cayó el cenicero al piso".
Cristian nos miraba sin entender.
Con orgullo, levanté la mirada y le contesté: “sí, pero no se me rompió, y por más que busques no vas a encontrar ni una partícula de ceniza”
Y como un viento, giré la conversación “vos, llegaste tarde Cris?”


Esa noche me acompañaron a la terminal, nos despedimos con lágrimas en los ojos. Fui la última en subirme al colectivo, volví a abrazarlos y besarlos, primero a Cris mientras miraba al colectivero que me hacía señas para irnos, por último a Rob que era el más cascarrabias… entonces descargué todo mi conciencia sucia “cuando vuelvas al departamento, fijate el caminito de mesa, porque te lo dejé almidonado con la crema de la torta que se me cayó anoche”

Subí rápido y me senté. Me asomé por la ventanilla para saludarlos y Roberto todavía no había reaccionado. Cuando salía de la dársena el coche, se escuchó: “te voyyyyyyyyyyy a matar conchhhh inmundaaaaaaaaa, te voy a matar!!!!!!!!!!!!!!”
PD: Aunque no lo crean, hoy me mandó un saludito por el Día del Amigo. ¿No es tierno?
Su-Saraza

jueves

Historia de 3°: a diciembre, a marzo, a diciembre...

Secundaria, 3° año, la edad justa de querer llevarme el mundo por delante. ¿cómo me hacían entender que DEBIA estudiar historia?, si encima teníamos una profesora (cierro los ojos y la veo a la yegua!) que se sabía hasta el número de las páginas del libro.
Nos sentábamos en bancos individuales, adelante de todo, yo (para que se ubiquen geográficamente) del lado de la pared y Patricia a mi derecha, a unos centímetros.

Llegaba la profe, se sentaba sobre el escritorio y empezaba hablar, hablar, hablar, fechas: día, mes y año. ¿no alcanzaba sólo con el año? ¡NOOOO!!, no le alcanzaba. Cada tanto nos miraba para ver si prestábamos atención y nosotros asentíamos con la cabeza como diciendo, tenés razón, tenés razón.

Cuando llegó el segundo cuatrimestre. Tuvimos nuestra última evaluación. Estudié todo, pero no le dí importancia a las fechas, es cómo que las repasé nada más.
El día de la prueba, le pregunté a Patricia si había estudiado y me dijo: “poco, vos mirá, que yo me voy a copiar”, pensé que me estaba cargando.
Nos entregó las hojas con las preguntas mientras acomodábamos los útiles, y cuando pasó a la fila de atrás, la carpeta de Patricia era un abanico de cómo la abría y cerraba.
Miro mi hoja… cuatro preguntas nada más, PERO de 0,25 puntos cada una!!.
1- ¿ Que acontecimiento se llevo a cabo el 25 de mayo de 1810? (pan comido, 0.25)
2- ¿ En el año 1813, se convocó a una Asamblea… especifique día y mes. (la dejo para después…)
Miro de reojo, y Patricia me echaba viento con las hojas, mientras la vieja caminaba entre los bancos, empecé a ponerme nerviosa porque en cualquier momento la pescaba.
3- ¿Cuántas veces fue reformada la Constitución?. Nombrar todos los años. (bueno, si me falta alguno, capaz que zafo… 0.25, no… 0.15?)
4- ¿Cuántos presidentes constitucionales hubo en la Argentina desde 1983?
Cuando estaba a punto de contestarla, Patricia, era una más de LOS LOCOMIA.
Se levanta, y me dice por lo bajo: “aprendé chiquita” y dejó la hoja en el escritorio, unos segundos después la profe nos avisa que se terminó el tiempo.

Camino a nuestra casa, no le quería hablar, porque si decía algo le tenía que pegar, aunque en el fondo no dejaba de admirarle semejante coraje. La boluda era yo…!
Obviamente que al entregarnos las notas, ella sacó 8,75... “por apurada Patricia”
Yo, la mandíbula por el piso tenía de escuchar a la profe.
Qué lástima Su!, nos veremos en diciembre”

Para diciembre me estudié solamente las fechas. Cuando me entregó la nota me dice:
“Sé que estudiaste, pero de memoria, y de memoria no sirve, así que prefiero verte en marzo”
En aquella época una no se atrevía a contrariar a la profesora, hoy en día, la dejás sin dientes directamente.

Camino a mi casa iba ensayando qué era lo que iba a decir, la verdad no me la iban a creer, así que opté por: “por 0,25 me la llevo previa”.
Las vacaciones fueron un infierno de la echada en cara “je, por no estudiar cuando debía!, ahora vamos a ver cómo se las arregla en marzo la viva! Pero no!!, cuando uno habla…” (la cabeza como un bombo que quedó)

… Y llegó marzo, y me fui preparada con un “machetito” adentro de la cartuchera.
Ni bien me dio la hoja, esperé que se alejara un poco y lo saqué, nunca tuve en cuenta que no se alejó, sino que se apoyó en el banco que estaba detrás mio.
Tengo que reconocer que no me hizo pasar papelones, fue buena, se me acercó, y me dijo al oído
“no nos vemos en marzo venga directamente en diciembre y cuando salga, tire el machete en el cesto de la basura por favor”

Patricia me estaba esperando afuera, no necesité decirle nada. “¿querés que te acompañe hasta tu casa?” “por qué, querés ver cuando me peguen?” y nos largamos a reir, ella por mi ocurrencia, yo del susto.

Empezamos a cursar 4°. Por suerte, todo bien, no la tenía más de profesora, pero… la vería antes de terminar el año.
Una mañana, al final del pasillo, leo en la pizarra donde todos dejaban mensajes, un recorte periodístico que decía “la mejor manera de hacerse un machete es pegárselo en las piernas, los profesores NO le pueden pedir al alumno bajo ningún concepto que se levante el delantal” ésta es la mía, me dije. Y ahí fue donde me relajé y me olvidé de historia de 3°.

La mañana que me presenté a rendir, fui a la biblioteca con mi machetito y la bibliotecaria (una mujer re gamba) me prestó cinta para pegármelo. “estás segura de lo que vas a hacer? Mirá que es peligroso” “Vos… fumá” (típica frase de los superados…).

Entré al salón, me senté en el mismo banco de siempre, entregó las preguntas, y empecé a escribir. Cuando se me complicaba un poco, me subía apenas el delantal y miraba el papelito…
Solamente dos veces lo pude hacer, cuando me tiré a una tercera… se escucha desde el fondo del salón: "ZARAZA!!! INMEDIATAMENTE, SE SACA EL PAPEL QUE TIENE PEGADO EN LAS PIERNAS O VOY YO Y LA DEPILO DE UN TIRON!!!"
(Pero…no era que los profesores no podían…? Los profesores no, pero las profesoras SI)

Me sentí Kate Winslet en TITANIC pero sin Di Caprio.

Volví en marzo, volví en diciembre, volví en marzo… y antes fin de año se había jubilado, y yo a punto de alcanzarla.

Volví en diciembre… APROBADA!!!
Salgo del colegio... Patricia en la motoneta del padre esperándome: "subí que te llevo chiquita"
Cómo negarme a semejante gesto... "eso sí, no le aviso a nadie cuando vayamos a doblar"
Su-Saraza

lunes

Misión Cumplida!!!


Con patricia nos conocemos desde los 13 años. Su familia tenía en esa época una panadería y su padre una motoneta con un carrito atrás para hacer el reparto de sus productos a los mercados minoristas.
A veces le tocaba ese trabajo a Patricia. Como no quería ir sola, pasaba a buscarme.
Yo salía, me sentaba a su izquierda, pero en el borde del carrito, agarradita bien fuerte para no caerme.
Ni bien tomaba un poco de velocidad, una nube gris nos envolvía, era el humo del caño de escape, parecía que íbamos fumigando el pueblo.
Parábamos en la rotisería, bajábamos el pedido. Siempre dejando en marcha la moto por si no nos volvía a arrancar. Nuevamente se sentaba al volante, perdón, al manubrio, yo en el carrito y seguíamos.
Eran otros tiempos, no nos importaba hacer el ridículo, hoy, una chica de 13 años ni apuntándole con un arma se sienta en MI lugar, pero yo me sentía toda una postulante para reina.
Al llegar a la esquina, ella me decía: “fijate si no viene nadie atrás nuestro” (no tenía espejos la moto)
“Sí, viene un auto a media cuadra”
“Avisale que vamos a doblar para la izquierda”
Y yo, aleteando con el brazo izquierdo, le hacía señas.
A la cuadra siguiente, doblábamos para la derecha. Así que aleteaba para la derecha…
Cuando terminábamos el reparto, me dejaba en mi casa (obviamente que iba derecho a bañarme porque la baranda a nafta y aceite quemado que me quedaba era insoportable), y ella, se iba a la suya.
Así, dos, o tres veces por semana repetíamos el ritual.
A veces alguien nos gritaba algo, pero como la moto tenía roto el caño de escape no escuchábamos bien qué era, igualmente, nosotros por educación, saludábamos con la mano.
Una mañana, después del recorrido, paramos en la fábrica para ver si había algo más que llevar y de la construcción de al lado, un albañil nos dice “ahí llegan, la REINA y el chofer” y otro acota… “sí, ¿reina?, pero DE EL LORITO BARRANQUERO”.
Riéndonos, le dije, ¿viste…? estoy perdiendo imagen a tu lado…
En eso se asoma por la puerta el padre de Pato, un hombre de carácter duro, y nos grita: “déjense de pavear que están esperando el pan en el almacén, pelotudas de mier…”
Patricia puso en marcha la moto, yo… canchera, de un saltito me senté en mi TRONO, les tiré un beso a los albañiles con la mano derecha mientras que con el brazo izquierdo empecé a aletear para avisarle a la camioneta que se acercaba que íbamos a salir.
Con la sonrisa de lado a lado, el pelo como un carpincho por la velocidad volvíamos a cumplir con nuestra MISIÓN.
Su-Saraza

martes

Despistes

Despiste 1

Una tarde de verano de esas en que el calor se torna insoportable, después de hacer mil cosas a la vez: poner a lavar ropa, barrer, tender la cama, limpiar el baño, etc. etc., necesitaba tomar un poco de aire fresco, algo imposible dentro del departamento donde vivía, decidí bajar descalza las escaleras y sentarme en el umbral de la puerta. En la calle no andaba un alma!
Con el mentón entre las manos y los codos apoyados en las rodillas, dejé volar mi imaginación… estaba en cualquier lugar fresco, metida en cualquier charquito de agua, escuchando el canto de los pájaros, en el aire se sentía un agradable aroma a… a… snif snif… café, ¿café? ¡qué loco! ¿a quién se le ocurre tomar café con semejante calor?, y bueno!, cada loco con su tema. Sacudí la cabeza volviendo a la realidad, me paré y con mucha fiaca empecé a subir las escaleras, para entrar en el “horno” nuevamente. El olor a café cada vez era más intenso.
Ni bien abrí la puerta del departamento, el humo se me vino encima, corrí hasta la cocina… y ahí estaba el olor a CAFÉ… antes de sentarme afuera había puesto a hervir unas remolachas!!!
Con toda la bronca encima, arrimé el tacho de la basura, tiré el carbón de las remolachas, la olla, mi charquito de agua, el canto de los pájaros… y mi olfato. Café! ¿a quién se le va a ocurrir?





Despiste 2
Me levanté temprano porque tenía que ir a Eden a pagar la luz vencida, luchando con mi hija que no quería vestirse, después que no quería salir, cuando la convencí,salimos, tanteo en la cartera a ver si llevaba la billetera, sí, pero, me olvidé el recibo, tuve que volver a buscarlo..
Llegamos a la oficina y había una cola impresionante!, los empleados charlando entre ellos, la nena subiéndose a las sillas, pidiéndome caramelos que no tenía, la fila parecía no moverse, el que estaba adelante mio me hace un comentario, yo no tenía ganas de hablar, atrás había otra persona con otro problema que a mi no me interesaba escuchar. Me quedé inmovil, era una momia que solo revoleaba los ojos para pispear al "pequeño demonio" que no se quedaba quieta.... ¿mi hija?
Ah! Por fin encontró otro nene con quien jugar.
Los minutos pasaban, nosotros nos movíamos lentamente, quedaban dos personas y ya me tocaba el turno a mi.
Ah bueno, ya era hora! Me hicieron los papeles, pasé para otra "cola", esperé un rato más (total, que más daba) pagué y salí.
Cuando iba a mitad de cuadra siento que alguien detrás mio gritaba
Señora! Señora!, no le dí importancia y apuré el paso pensando en todas las cosas que me faltaban por hacer todavía.
Señora! Señora!, me dí vuelta… a mi?
Señora.... se olvida la nena!!!

Qué?! Ustedes nunca se olvidaron nada?
Su-Saraza

lunes

Vivir en un departamento

Y sí… la convivencia no es fácil, ni con la pareja ni con los vecinos.

Cuando Melona, tendría dos años más o menos, con mi marido, ahora EX, pero padre de mi hija, conseguimos un departamento para mudarnos los 3 solos. Vivir con su familia ya se estaba tornando difícil pero no nos quedaba otra opción. Así que ni bien ahorramos unos pesitos nos fuimos a estrenar nido.
Encontramos un departamento en un primer piso, en realidad eran dos deptos., uno abajo y el nuestro arriba con una terraza y sin ninguna planta que nos diera un poquito de sombra, tal es así que en el verano era imposible salir afuera antes de las 8 de la tarde, es decir, salir, salías, el tema era volver a entrar. Agarrar el picaporte era el problema, la primera vez puede pasar, como me pasó a mi, que me acordé que había dejado una remera tendida la noche anterior y salí corriendo a entrarla (no sé para qué tanto apuro si total el sol ya la había acartonado, pero son esos reflejos boludos que una tiene) descalza, en bombacha y remera (total nadie anda caminando mirando el cielo, siempre nos enseñaron a mirar para abajo para no tropezar y caernos).
Ni bien salí, media agachada por si justo pasaba alguien por la calle, sentí el fuego entrando por los dedos de mis pies, de un tirón descolgué la remera y giré 180° para emprender la retirada, me duró poco el apuro al chocarme con la puerta cerrada. Ahí empezó la danza india: con las rodillas flexionadas, levantando el pie izquierdo, apoyándome en el derecho, apoyando el izquierdo, levantando el derecho con la remera bajo el sobaco intentando abrir la puerta sin tocar el picaporte, gritando pero despacio ABRIME QUE ME QUEMOOOO!!!! … Sé qué están pensando… no, no se me ocurrió usar la remera de manopla, si se me hubiese ocurrido, horas más tarde podría sentarme sola en el inodoro y no esperar a hubiera alguien para gritar YA ESTAAAA!!! Para que fueran a limpiarme el traste.
Aprendiendo ésta primera lección, las siguientes las podría manejar de taquito, o por lo menos eso creía.

Una mañana, nublada, tendí la ropa, dejé a Melona en la guardería y me fui a trabajar. Tenía toda la pinta de que en cualquier momento se iba a largar a llover… en cambio empezó a soplar una pequeña brisa que se fue asentuando con el correr de las horas. De más está decir que no pude concentrarme para nada en los papeles pensando adónde tendría que ir a buscar la ropa ésta vez, no veía el momento de que fueran las 12 (hora de salida).
Cu cu, cu, cu!! Por fín!, manoteé la cartera y salí volando para el depto, busqué a Melona en la guardería, la senté, abroché el cinturón de su sillita y seguí pedaleando, “a flequillo partido” iba.
- Mamá po favo podé maneja con cuidado?.

Llegamos, la bajé, subí las escaleras corriendo, le tiré los chiches en el piso no sin antes decirle que yo iba a juntar la ropa, que ella cantara mientras tanto (así yo escuchaba desde afuera) y con el corazón en la boca salí a recoger la ropa (pensando en que tendría que ir por lo de los vecinos a pedirles que me dejaran entrar a …) Oh! Sorpresa!! Estaba todaaa, a punto de volarse, pero toda.
- Seguí cantando que mamá ya entra.

Y mientras la escuchaba, me dispuse a juntar la ropa.
Por el rabillo del ojo, veo algo que se movia en el terreno de al lado, en el patio del taller de chapa y pinturas. Giré la cabeza como una lechuza y agudicé la vista…. Me quería morirrrrrr!!!!. Una colales mía estaba flameando en la antena de uno de los autos que tenían para pintar!!!
¿qué hago? ¿la dejo? Total no es nueva. Sí, la dejo. ¿Pero después con qué cara saludo a los hombres que trabajan allí?. … Melona seguía cantando, mi marido no venía a comer. Entré corriendo a dejar la ropa que tenía en las manos y a poner a calentar la comida para darle a la criatura, pobre santa, pensé que iba a dedicarse al canto de grande, pero creo que la traumé. El corazón me latía fuerte, la conciencia no me dejaba en paz. ¿qué hago?.
Esta decidido! La realidad me golpeaba la cara y no la quería ver: tenía que sacarla de ahí porque era OBVIO que se había caído de mi terraza, de qué otra manera podía haber llegado? La tengo que sacar.
Volví a salir. – Mel, podés cantar de nuevo?
- Poque mami? Ya canté
- Cantá eh… porque me gusta la del payaso plin plin.
- E payayo…
Salí rápido para afuera, agarré una escoba, me trepé al paredón, me tiré de panza sobre la pared de la terraza para tratar de pescar el calzón con el palo… no llego.
Algo más largo necesito”, entré saqué las cortinas, agarré el barral. Melona justo terminaba el payaso plin plin y seguía con el elefante trompita. Está todo en orden acá adentro, revolví la comida, y salí otra vez a la pesca. Trepar paredón, tirarme de panza con el barral en mano, vamos que llego, vamos que llego… la ATRAPE!!! Justo en ese momento me doy cuenta del silencio total.
Con el corazón (y calzón en la mano) grité MELONA!!! (nada), MELONA!!!, entré hecha un trompo, pensando lo peor.
La encuentro paradita, rodeada de juguetes con esos ojos celestes bien abiertos por el asombro al escucharme gritar como una loca su nombre.
- ¿Por qué dejaste de cantar Melona?
- Poque ya no me sabo ota

La agarré y abracé fuerte contra mí. Y se me cayeron unas lágrimas de agradecimiento (porque no le pasó nada), cansancio (por todas las corridas que hice), dolor (por las raspaduras hechas por el tapial en las rodillas y la panza), triunfo (porque recuperé mi bombachita, que a pesar de no estar nueva, todavía a alguien calentaba).
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La vida seguía su cauce, tranquila, adaptándonos a nosotros mismos, al ambiente (un poco de olor a cloacas a veces, otras a humedad), a los vecinos. En Fín… lo que se puede decir un paraíso.
En el depto de abajo vivía una mujer sola, que prácticamente no estaba en todo el día, pero, siempre hay un pero, tenía una perrita que le hacía compañía, una perrita chiquita, que un día encontró en la calle y la adoptó. El único inconveniente era que no tenía prácticamente patio, solamente un pedacito donde tendía la ropa y dejaba el can para que no quedara adentro, justo DEBAJO de MI ventana de la cocina, donde pasábamos la mayoría del tiempo nosotros.
Sé que ese no era problema mío, MI problema empezaba cuando llegaba yo del trabajo, almorzábamos, Fernando se acostaba un ratito para hacer dormir a Melona mientras yo limpiaba la cocina rapidito porque a las 2:00 pm empezaba la novela (único momento en el día que tenia para MI)
Ni bien, apoyaba el culo en la única reposera que teníamos, (todavía no nos habíamos podido comprar sillones), empezaba a ladrar la linda perrita. Imagínense el ladrido en ese pedacito de patio cómo retumbaba en nuestro departamento.
Si subía el volumen del televisor despertaba a la nena, así que me asomaba por la terraza, le chistaba para hacerla callar y volvía a entrar.
Me volvía a sentar, justo en la propaganda, empezaba el siguiente capítulo y otra vez… guau, guau, guau!!!
Conclusión: me perdía la mitad de la novela.
Así todos los santos días!, ni que supiera que era yo la que estaba frente a la tele, porque los domingos, cuando EL miraba las carreras (entre mí pensaba: ahora vas a ver lo que se siente no poder mirar tranquilo algo) la SEÑORITA, se quedaba calladita la boca.
Al mes ya no la soportaba más!!!!!, la quería matar.
- Calmate gorda, son ideas tuyas. Estas muy al pedo a la tarde y te das manija. ¿Buscate alguna actividad para hacer en vez de desquitártelas con el perro?
Para qué, era como meterme el dedo en la herida y revolverlo…, al pedo… yo … otra actividad.
A la tarde, llevé a Melona a la plaza, con la idea de juntar algunos cascotitos chicos para revoleárselos al día siguiente a la fiera. Encontré algunos que fui guardando en el bolsillo haciéndome la boluda (papel que me sale muy bien), con tan mala suerte que esa noche, cuando me saqué la ropa para acostarme se me cayeron al piso…
- ¿ Qué es todo esto?
- ¿Qué cosa?
- No te hagas la boluda, todas estas piedras… no estarás pensando..
- Por favor!, lo único que me falta…
- Sí, lo único que nos falta es tener problemas con la pobre vieja de abajo porque la señorita no puede mirar la novela.
Nos acostamos, espalda con espalda, uno enojado con el otro.

Lo dejé pasar dos días, porque antes de irse al trabajo miraba para el patio de abajo para ver si no había cascotes tirados.
Esa tarde, esperé que se fuera a dormir la siesta con la nena, puse la novela y ni bien hizo gua, abrí el congelador, saqué una cubetera, salí a la terraza y empecé a tirotearle con los cubitos, ay, ay, ay, se escuchaba nada más, volví a entrar y por primera vez en mucho tiempo pude ver cómo seguía la novela. En la propaganda me volví a asomar para ver si había rastros del tiroteo… nada, simplemente varios charquitos de agua que iban evaporándose de a poco.
Al día siguiente a la misma hora, ya tenía la artillería armada para volver a atacar, con tal mala suerte, que ni bien entro al depto con la cubetera vacía en la mano, me lo encuentro a mi marido asomado a la ventana mirando el espectáculo.
Hundida!! Dije para mis adentros, con la cola entre las patas, pasé a su lado, apagué el televisor y me fui a dormir la siesta.

Su-Saraza

sábado

Yo también quiero mi Blog

Viernes 02 de julio de 2010


Si Melona (mi hija de 18 años) lo tiene, por qué no tenerlo yo?
Y ahí empezó la odisea. Porque los que tienen hijos adolescentes saben de lo que hablo, y sobre todo si son madre e hija, pareciera que entre padre e hijo hubieran otros códigos. En cambio entre las mujeres siempre está el “si ella pudo, por qué no yo”, no es que quiera hacerme la pende pero tampoco que me archiven y me anulen. Así que agarré la notb y me decidí a iniciar mi blog.
Ni bien se encendió me acordé por qué hacía tantos días que no la usaba, había estado revisando unos mail y algunos archivos no los podía abrir, entonces… entras a internet y le pones actualizar programas, "aceptar", sigue sin abrir, se abre una ventanita ofreciéndote actualizar el Windows live Messenger, "aceptar", así sucesivamente… "aceptar", y por último la famosa frase:
"ud. permite que Internet Explorer realice cambios en el equipo? Aceptar".
Con cada una de esas aceptaciones se van abriendo ventanas, que las que no entendemos nada sobre sofware recién nos damos cuenta cuando vamos a buscar algo en el google, que se nos llenó la pantalla de barras de herramientas y no nos queda espacio para introducir el nombre de lo que queremos investigar. Y ahí empieza el drama: ¿ahora cuál borro?¿para qué quiero tener el acceso directo a la FIFA si yo no entiendo nada de futbol? Lísto, lo borro, pero si lo borro después no voy a poder loguearme en faceboock directamente, no, mejor la dejo. A ver, a ver…
- Meloooonaaaa!!!!... (nada…)
- Melooonaaa!!!! Estás ahí?, podés venir por favor?
- Foo!, ché, qué querés.
- No escuchabas que te estaba llamando?
- Nooo, porque estaba escuchando música en mi pieza, qué querés?
- Nada!... bueno sí, fijate, no se que apreté sin querer y mirá todas las barras de herramientas que se me abrieron, seguro que estuviste vos toqueteando algo.
- A ver, correte.
(¿no puede explicarme? ¿no puede decirme: hacé click acá y allá, esto te sirve y esto no?
Me hago a un lado sin demostrar que estoy herida en mi orgullo. Se sienta en mi lugar y se escucha, click, click.
- Ya está…
- ¿Qué hiciste? ¿Qué era lo que tenía? ¿algún virus?
- NO maa, estuviste metiendo el dedo en cualquier lugar y vos antes de leer todo, aceptas al toque!
- Sos un fenómeno hija, no entiendo por qué no estudias algo que tenga que ver con la compu en vez de diseño gráfico.
- Porque no me gusta maa, porque esto es
"básico", es algo que se aprende con la práctica, es algo que sólo vos, la tía y tu amiga no lo pueden hacer, porque no están en la onda.
Se levanta y se aleja como si nada, dejándome como una estúpida! Insolente!!!
Yo te voy a enseñar cuántos pares son 3 botas! (todo eso lo digo para mí, mientras me dispongo por fín a crear mi perfil.

Me prendo un pucho, y con la primera bocanada de humo, largo toda la mala onda acumulada para no agarrarla del cuello mientras me prometo no volver a pedirle ayuda.
Pero la tecnología se ha emperrado conmigo y cuando tuve que copiar las letras esas juntas que te piden para el control de seguridad de la cuenta se me volvió a complicar:
platoons exxj. "confirme" ... ERROR!!
Otra vez a empezar de cero…
catupecu machu… "confirme"... ERROR!!!
Y así estuve… hasta que la palabra que me pusieron era
quepartenoentendistetodavia.
Ahí la saqué enseguida! Y pude continuar…
Al llegar a la parte donde tenía que ponerle nombre al blog, se me anuló por completo la mente, pero mi promesa me impedía volver a pedirle a mi hija que viniera a darme una mano…¿Qué hago?. Ya son las 3 de la mañana! Cierro todo y me acuesto?, pero no voy a poder dormir!
Agarré el celular y empecé a escribir: Mel, estas dormida?... (nada).
2° msn: ¿vos como le pusiste después de…?
- Maaa!! (escucho detrás mio) Me podes dejar en paz!! Mañana cuando vuelva del cole te lo armo todo y listo! Dejá de gastar crédito al pedo mandándome mensajes porque no te los voy a contestar!!

Dio media vuelta y se fue a dormir la guacha!

Su-Saraza

jueves

EL PRINCIPIO?

Hace tiempo que me ronda por la cabeza la idea de plasmar mi historia de vida. Considero que hay una sola manera de sobrevivir a ciertos momentos dolorosos y ese es tomarse las cosas con humor... negro, blanco, de cualquier color, pero con humor.
Si a alguien le sirve leerme, aunque sea a una sola persona... quiere decir que valió la pena escribirlo.
Que lo disfruten.


Su-Saraza