Con patricia nos conocemos desde los 13 años. Su familia tenía en esa época una panadería y su padre una motoneta con un carrito atrás para hacer el reparto de sus productos a los mercados minoristas.
A veces le tocaba ese trabajo a Patricia. Como no quería ir sola, pasaba a buscarme.
Yo salía, me sentaba a su izquierda, pero en el borde del carrito, agarradita bien fuerte para no caerme.
Ni bien tomaba un poco de velocidad, una nube gris nos envolvía, era el humo del caño de escape, parecía que íbamos fumigando el pueblo.
Parábamos en la rotisería, bajábamos el pedido. Siempre dejando en marcha la moto por si no nos volvía a arrancar. Nuevamente se sentaba al volante, perdón, al manubrio, yo en el carrito y seguíamos.
Eran otros tiempos, no nos importaba hacer el ridículo, hoy, una chica de 13 años ni apuntándole con un arma se sienta en MI lugar, pero yo me sentía toda una postulante para reina.
Al llegar a la esquina, ella me decía: “fijate si no viene nadie atrás nuestro” (no tenía espejos la moto)
“Sí, viene un auto a media cuadra”
“Avisale que vamos a doblar para la izquierda”
Y yo, aleteando con el brazo izquierdo, le hacía señas.
A la cuadra siguiente, doblábamos para la derecha. Así que aleteaba para la derecha…
Cuando terminábamos el reparto, me dejaba en mi casa (obviamente que iba derecho a bañarme porque la baranda a nafta y aceite quemado que me quedaba era insoportable), y ella, se iba a la suya.
Así, dos, o tres veces por semana repetíamos el ritual.
A veces alguien nos gritaba algo, pero como la moto tenía roto el caño de escape no escuchábamos bien qué era, igualmente, nosotros por educación, saludábamos con la mano.
Una mañana, después del recorrido, paramos en la fábrica para ver si había algo más que llevar y de la construcción de al lado, un albañil nos dice “ahí llegan, la REINA y el chofer” y otro acota… “sí, ¿reina?, pero DE EL LORITO BARRANQUERO”.
Riéndonos, le dije, ¿viste…? estoy perdiendo imagen a tu lado…
En eso se asoma por la puerta el padre de Pato, un hombre de carácter duro, y nos grita: “déjense de pavear que están esperando el pan en el almacén, pelotudas de mier…”
Patricia puso en marcha la moto, yo… canchera, de un saltito me senté en mi TRONO, les tiré un beso a los albañiles con la mano derecha mientras que con el brazo izquierdo empecé a aletear para avisarle a la camioneta que se acercaba que íbamos a salir.
Con la sonrisa de lado a lado, el pelo como un carpincho por la velocidad volvíamos a cumplir con nuestra MISIÓN.
Su-Saraza
no podes!!!!!!!!!!!!!!!!!!, sos yegua marta!!! y cuando seas famosa, pero famosa de verdad me vas a dar la parte que me corresponde me imagino
ResponderEliminarmuy bien escrito !! te felicito !
ResponderEliminarbueno, muy bueno..... felicitaciones
ResponderEliminarMe encanto,me parecia verlas,me mori de risa,fantastico!!!!!
ResponderEliminar