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domingo

Mi historia. Mis altibajos

Los días que siguieron, no fueron nada fáciles, con bastante altibajos. Seguía con mi terapia, estábamos contentos por mi evolución... su meta era levantarme la autoestima y lo íbamos logrando. Tarea: tenía que acostumbrarme que a partir de ese momento, las desiciones que tomara iban a ser en torno a mi y no como antes que primero pensaba en él.
De noche se me hacía difícil dormir, me desvelaba contínuamente, es más, a veces no pegaba un ojo en toda la noche. En la tele no había nada para ver, ya había terminado de leer el libro de metafísica y ahora estaba con otros de autoayuda pero... me faltaba algo.
En pijamas me levanté de la cama y hurgueteando en una caja saqué un ovillo de lana y un par de agujas y empecé a tejer... allí salió mi primer chaleco para niños.

Lo que empezó como un sedante se convirtió en una pequeña empresita. Compré una rica perfumina, y una vez que los terminaba de tejer, los lavaba y no los secaba afuera, los dejaba arriba de una toalla rociado con perfume, ese era el secreto que hacía que el olorcito le durara tanto tiempo.
Como en esa zona había buena calefacción en los hogares y todos sabemos que a los niños no les gusta andar abrigados... comenzaron a venderse mis chalequitos como pan caliente.
En el próximo viaje a Nqn. pasé por una imprenta y me estamparon varios metros de cinta blanca con mi nombre y apellido.
Yo la cortaba en forma de etiqueta y la pegaba ni bien terminaba el elástico del chaleco... lo metía en una bolsita de celofán y lo iba apilando preparando el stock.
Cuestión que entre la depilación, manicuría y mis tejidos... me alcanzaba para los gastos del mes y practicamente no tenía que tocar la plata que me había dado mi ex.

Pero... a veces lo extrañaba un montón, me acordaba de todo lo que luchamos para tener nuestras cosas, tanto esfuerzo!!!... una vez que ya teníamos un presente sin necesidades económicas, que podríamos tener a nuestro hijo tan deseado por mi y postergado por él... justo ahora, se le venìa  a pudrir la cabeza!!!
Había días que me llamaba al celular y cuando yo atendía me cortaba... como si yo no supiera que era él (boludo, si tenía registro de llamadas).
Nos habíamos cruzado en varias oportunidades en la calle, él iba con una mujer a su lado en la camioneta, pero yo di-vi-na, como si nada.

La pensión no era linda, pero al tiempo desocuparon una habitación y se fueron a hacerme compañía Juan y Diego... y ahí sí que fue divertido. A la noche hacíamos guerra de almohadones por el pasillo, o Diego me agarraba de un brazo y me sacaba de su pieza con "calabaza, calabaza.. cada uno a su casa...".
Eramos  dos chicos que no habíamos tenido infancia, Juan era el único que ponía orden.

Como me suele pasar seguido, necesitaba cambios... así que decidí volver a dejarme crecer el pelo... no más rapada.

Una tarde entré a un negocio y me atendió una jovencita muy bonita, educada..., yo notaba que me miraba mucho. Hasta que en un momento me preguntó si no me acordaba de ella.
- Mmm, no, la verdad que no.
- Yo era una de las nenas que iba a su casa a que me ayudara con los deberes...
¡Qué alegría! Nos abrazamos, le pregunté que hacía ahí, que era de su vida...

... Y me sentí fantásticamente bien, saber que alguien se acordaba de mi porque fui útil en algún momento de su vida... se me hinchó el alma de emoción...

Su-Saraza


viernes

Mi historia. Cosechando mi siembra

Ahí estaban mis amigos... esperándome en la terminal. Ni bien me vieron bajar quedaron boquiabiertos... es que había perdido varios kilos debido a los nervios. Estaban frente a una Su renovada, fuerte, segura... contenta.
Cenamos en un restaurante y después me acompañaron hasta la pensión. Sería mi primer noche en esa pieza... pero no tenía miedo, para llegar a mi puerta antes tenían que abrir la principal que estaba al comienzo del pasillo, y sólo teníamos llaves los que vivíamos ahí.
Me ayudaron a instalarme y se fueron... antes Juan me entregó un papel con los nombres de las personas que querían que las llamara para depilarse.
- Tomate tu tiempo, cuando estés preparada, las llamás.
Se fueron y me quedé sola.

Me duché para relajarme, me acosté, apagué el celular para que nadie me molestara y retomé la lectura de un libro de metafísica que estaba leyendo... poco a poco fue llegando el sueño y decidí apagar todo y dormir.

Al día siguiente no aparecí por la peluquería, me dediqué a ordenar y limpiar la pieza, a terminar de leer el libro, a poner en práctica alguno de los ejercicios... a tomar coraje para enfrentar al mundo. Llamé a algunas clientas para darles turno para el día siguiente, las que consideraba no tan cercanas para evitar tener que dar  demasiadas explicaciones.

Transcurrió la semana, y volví a mi terapia... todavía no había hecho nada de lo que me había sugerido Ignacio. El me consoló diciéndome que había sido un avance grande, que todo iba a llegar a su debido tiempo.

Pasaron los días, los rumores de mi separación eran cada vez mayores. Lo llamé  a mi ex  para ponernos de acuerdo a qué hora podía ir a retirar mis cosas. Me llevó un mes enfrentarlo, me evitaba de todas las maneras posibles, con cualquier excusa boluda.

Los allegados me alababan diciéndome lo bien que estaba, alguno me decía que él se había convertido en un ermitaño, que estaba con alguien pero que lo negaba. En el fondo me sentía bien saber que él estaba mal... lo disfrutaba.

Una mañana me citaron de recursos humanos de la Empresa. Fui con miedo, pensando lo peor.
- Mirá, está corriendo un rumor sobre la separación de uds., le pregunté a él pero me lo negó, quiero saber que hay de cierto en esto.
- Es verdad, estamos separados.
- Queremos saber en qué te podemos ayudar.
- Solamente en que me deje entrar para sacar las cosas mías, nada más.
- Pero en lo económico...
- Ya consulté a una abogada y la ley no me ampara, todo depende de lo que él quiera darme, y me hizo un depósito hace un tiempo como para que viva 6 meses sin trabajar...
- Nosotros podemos obligarle a que te pase una mensualidad...
- No, gracias, sólo la ropa necesito. Si él considera que lo que me dió es lo que me corresponde, que quede en su conciencia (hubiese sido mi posibilidad... pero la boludez siempre me ganó de mano).
- Igual queremos decirte que tenés la entrada libre a la pileta, que para nosotros seguís teniendo los privilegios de la verdadera mujer de él, lo cual no va a suceder con la nueva. Y además le vamos a pedir que abandone la casa, esa vivienda era para los dos, lo vamos a trasladar a una más pequeña en otro barrio.
- Pero...
- Si permitimos que él conserve todos los privilegios van a empezar a separarse más de uno... y eso es lo que no queremos.
Cualquier cosa que necesites, no dudes en acercarte a nosotros.

Salí de allí con lágrimas en los ojos y el corazón hinchado de tanta emoción... jamás pensé que iba a tener ese apoyo de parte de la compañía.

Al viernes siguientes, minutos antes de subirme al colectivo, mi ex me llama al celular para avisarme que ya sacó mis cosas afuera.
- Pero... me estoy yendo a Neuquén...
- Ese no es mi problema, si no están cuando vuelvas, no es culpa mía. Yo tengo que dejar la casa lo antes posible.

Y cortó. Llamé a mis vecinos, quienes me dijeron que me fuera tranquila, que ellos guardaban las cosas en su garaje.

Llorando, partí para mi sesión de siempre y mi trabajo de fin de semana. No podía creer, mejor dicho, aceptar semejante actitud. 
Pero mi conciencia estaba tranquila... y eso era lo que me importaba.

¿Cómo podía odiarme tanto?.




Su-Saraza 

jueves

Mi historia. Me separé

Me senté en la sala de espera, puntual... esperé unos minutos hasta que me tocó el turno.
Cuando me recibió... no podía creer lo lindo que era éste señor, no dejé que eso me intimidara... entré al consultorio, miré los diplomas que tenía colgados en la pared mientras él hablaba con su secretaria: médico/psicólogo/psiquiatra y encima... lindo guau!!!
Entró, me saludó con un beso, se sentó, y me preguntó por qué lo había elegido a él.
- Porque necesitaba tener a un hombre delante mio para decirle la clase de mierd.. que es, lo hijo de put... y seguí descargando todo tipo de insulto hacia el sexo masculino.

La verdad era  que estaba muy enojada con los hombres y en mi entorno cada vez iba sumando un nuevo gay (que de no haber sido por ellos, no sé que hubiese pasado). Juanchi + Diego + el peluquero con el cual trabajaba el fin de semana + sus amigos... eran los únicos que estaban a mi lado.
Mi familia, es el día de hoy que lo único que saben fue que me separé, nunca los quise preocupar, cada vez que los llamaba por teléfono lloraba antes para que no se me notara el estado de ánimo en la voz. Para ellos seguramente era transitorio y yo... no podía dejar el nuevo trabajo porque recién comenzaba.

Ignacio (el terapeuta) accedió a verme dos veces por semanas. Focalizó la terapia en levantarme la autoestima.
Al cabo de dos semanas me dijo:
- Creo que ya es hora de que vuelvas a Rincón, de que enfrentes a tu ex, a tus amistades de allá, de que cuentes lo que te pasó... mientras más lo cuentes, más rápido va a dejar de doler... y algo fundamental: empezá a llamar a las cosas por su nombre... te separaste. Vos podés hacerlo. A partir de ahora, nos vamos a ver una vez a la semana... trataremos de pasar el turno para el viernes así podes trabajar acá y volver otra vez a tu lugar.
Y eso es lo que yo había dicho... Rincón era mi lugar, me gustaba vivir allí y me sentía cómoda.

Lo llamé por teléfono a mi ex y le di la noticia... en los  días sucesivos, le avisaría el día que iba a ir a buscar el resto de mis pertenencias (había pasado un poco más de un mes y debía pagar la habitación que todavía no había estrenado).
No le agradó la idea pero no lo dejé terminar, era tanto el valor que tenía, que había recuperado, que le contesté que no era problema mio.
El quiso separarse, yo acepté... ahora que cada uno se haga cargo de sus actos.

Ansiosa, los llamé a mis amigos para avisarles que ésa noche iba a estar llegando.

Preparé el bolso... pagué el hotel y con la fuerza de una topadora, me dirigí a tomar el colectivo.


Su-Saraza

Mi historia. La pesadilla

Lo hablé con mi pareja... no estaba dispuesto a alquilar un depto. en la ciudad y mucho menos pedir días para cuidarme. Mi madre tampoco podía viajar porque tenía a su cuidado a mi abuela que no andaba nada bien de salud. No quedaba otra que buscar opciones... probé desde el corsé hecho a medida (que me ayudaba a adoptar posturas correctas pero que terminó debilitándome los músculos al punto de no animarme a dejarlo) hasta las famosas inyecciones de ozono, que no alcanzaban a pasar  30 días que empezaba de nuevo con el dolor.

Así y todo trataba de seguir con mi vida habitual, pero el dolor se me notaba en la cara... y la tolerancia de la otra parte era cero...
Empezaron los asados a la noche con amigos + reuniones extra de trabajos = amante.
... Y me lo dijo de una, en la cara... que quería que me fuera de mi casa porque ya no me quería más... pero que no se tenía que enterar nadie, que lo hiciera lo antes posible.

Me cayó como un balde de agua fría... hacía minutos lo había escuchado hablar por teléfono con mi vieja preguntándole cuándo iba a venir a visitarnos!!
Estuve una semana viviendo bajo el mismo techo, mientras buscaba algo que alquilar... no conseguía por ningún lado.
Por último, en una pensión que estaba muy cerca de ahí conseguí un dormitorio con un baño.
Con la ayuda de mis vecinos, me llevé una cama, unos muebles que fueron de mi abuela y el microondas. Algunas cajas con la ropa que usaba, el resto lo dejé todo embalado para cuando consiguiera un lugar donde guardarlo.
Esa semana la viví en una nube... me parecía que era una pesadilla, lo escuchaba llegar a la madrugada y entrar al dormitorio donde me había mudado, acariciarme la cabeza creyendo que yo dormía, y decirme lo mucho que me  quería.
Mientras que al día siguiente, me torturaba preguntándome cuánto faltaba para que me fuera.

Los que estuvieron incondicionales fueron Juanchi y Diego. Juanchi con su serenidad, su espiritualidad, Diego... con su sentido del humor que tanto necesitaba y tanto bien me hacía.
No me dejaban a solas para nada... yo seguía trabajando en la peluquería y la gente empezaba a rumorear...
Juan veía la situación y me sugirió que sería bueno que me tomara unos días y me fuera a Nqn, que buscara un profesional, que me ayude.

Le hice caso, llegué a la capital sin poder moverme del dolor en la cintura, ésta vez el dolor me había paralizado la pierna derecha y el brazo contrario.
Alquilé una habitación en un hotel barato. Mi ex me había depositado algo de $ en una cuenta, pero era poca, tenía que administrarme. Lo único que le pedí fue que no me sacara la obra social (tampoco le convenía a él porque se enterarían en la empresa).
Había cambiado tanto él... que llegué a temerle, estaba muy loco, totalmente ciclotímico. Por eso me pareció buena la idea de mi amigo.

Busqué en la cartilla médica el mejor psicólogo. Tuve que esperar 2 semanas por mi turno...
A la noche, caminando de rodillas porque era la posición que más me aliviaba, dejaba toda la ropa preparada para el día siguiente, cuando me levantaba, agarraba una percha y con el gancho me ayudaba a vestir... el dolor me dejaba sin fuerzas... no me quedó otra opción que ir a la guardia a inyectarme un calmante.

Aprovechaba bien el desayuno, me movía a todos lados caminando... conseguí un trabajo en una peluquería para hacer las manos los fines de semana... y hacía una comida suculenta en el día para ahorrar $.

La noche que me dormía temprano, cansada pero tranquila, me sabía despertar el celular...   a veces era él, pidiéndome perdón y colgaba. Otras veces eran las mujeres de Rincón, preguntando por dónde andaba o pidiéndome algún turno... yo les mentía diciéndoles que estaba haciendo cursos...

Faltaba tan poco para mi primer sesión!!

Su-Saraza


miércoles

Mi historia: Recuperando mi identidad

Llegué a Rincón con otra mentalidad. Mi realidad era que no tenía otra opción, volver a mi ciudad natal no podía, la situación económica había hecho estragos con los campos, la zona vive de él, mucha gente había tenido que cerrar los negocios y otros estaban sin trabajo.
Así que me mentalicé que mi vida ahí iba a ser diferente.

Para llegar al pueblo se tardaba 4 horas por camino de ripio, eran comunes los choques de frente por la polvareda que levantaban las camionetas en el camino.

Llegamos... fuimos a ver la casa, un barrio privado, él único asfaltado, cancha de basquet, todas las casas iguales, inmensas, el doble de grande que la anterior.
La primer noche la pasamos en hotel porque la mudanza llegaba al día siguiente.
Como siempre, sola para recibirla. Ya estaba canchera en el tema. La misma empresa de mudanzas te arma todo si lo preferís, pero yo, les hacía un planito con las habitaciones de la casa y todas las cajas tenían un rótulo: cocina, pieza 1, garaje, etc., después, tranquila, iba acomodando las cosas en su lugar.

A los días, llegó la presentación en sociedad. La "gerenta" (mujer del gerente) vivía a 3 casas de la mía y resultó ser una persona adorable. Recuerdo las palabras que me dijo al recibirme porque tanta sinceridad (después de lo vivido antes) me dejó perpleja:
- Hola, me llamo Estela X, soy maestra... en nombre de todas las mujeres te doy la bienvenida, esperamos que te sientas cómoda, cualquier cosa que necesites pegá un grito... ah! y desde hace 20 años soy la concubina del gerente de éste yacimiento.
Cuando me tocó el turno de presentarme lo hice con mi nombre y apellido sin de... me sentí mucho mejor, fue como volver a recuperar mi identidad.

Los días seguían pasando tranquilos, terminé de acomodar la casa, por primera vez usé la tarjeta de crédito y me compré un celular!!!
Fui a una peluquería y ofrecí mis servicios como cosmetóloga (no me importaba si quedaba mal que trabajara o no), ahí fue donde conocí a Juanchi y Diego, grandes pilares de mi incierto futuro.
Acordamos que trabajaría algunos días a la semana por la tarde, los demás días atendería en mi casa... poco a poco la gente me fue conociendo, me hice de amigos, disfrutaba yendo de vez en cuando a la pileta.

Íbamos seguidos a Neuquén porque había muchas limitaciones en el pueblo, no había hipermercados, faltaban varios negocios y ... lo sorprendente: el hospital no tenía quirófano, así que de existir un accidente, los que tuvieran una obra social buena, utilizaban el avión sanitario... el resto debería viajar 4 hs. ó 5 hasta llegar a Nqn.
Los partos eran programados, las mujeres, un mes antes alquilaban un depto. en la ciudad para ir a parir en el caso de adelantárseles... eso ayudó a que se me fueran las ganas de tener un bebé.

Pero... cuando el alma no anda bien, el cuerpo lo manifiesta... y empecé a sufrir de dolores contínuos en las lumbares, al punto de tener que inyectarme corticoides muy seguido porque en varias oportunidades no podía caminar, y así comenzó la rueda, corticoides cada vez más fuertes, vómitos productos de la gastritis producida por los medicamentos... corticoides.... hasta que consulté a un traumatólogo y después de una resonancia magnética el diagnóstico fue: dos enormes hernias de disco. Hay que operar.

Su-Saraza

lunes

Mi historia: La soledad

Nuestra crisis se acentuaba cada vez más.
Mabel me había "adoptado", me invitaba a almorzar para que no estuviera sola, a tomar mates, a buscar y llevar a los nenes a la escuela... en fín... yo también me aferré bastante a ella, me sentía muy sola.

Volví a mis raíces a vender el terreno y con ese dinero y otros ahorros compró otro auto mejor. Pero yo seguía sin saber manejar. 
Una mañana, esperé a que se fuera a trabajar y le dejé una nota: Vuelvo en una semana, voy a estar en Nqn. tomando clases para aprender a manejar.

Llegó navidad y la pasamos los dos solos, no quiso que nos reuniéramos con sus compañeros y familias.
Pero para Año Nuevo, tuvo que trabajar, ese día y el siguiente... eso me hizo sentir pena por él... trabajar en ésta fecha!!
Mabel me invitó a irme de camping con sus hijos al SUM de la empresa... a regañadientes fui. Sentía culpa el estar festejando mientras él estaba trabajando.
(Años después me enteraría que NO trabajó nunca, sino que se fue a festejar año nuevo con su amante a San Martín de los Andes).

Una tarde, escuché de un matrimonio de ancianos (supuestamente era una secta) que tenían a su cargo hijos abandonados por mujeres de la noche, vivían de lo que les daba la huerta y la leche que vendían en el pueblo...
Decidida golpeé la puerta, me atendió una viejita muy agradable, me presenté, diciéndole que me gustaría conocerlos, me invitó a pasar, me ofreció té, charlamos, me contó que se le complicaba la crianza con los más grandes, que el municipio algo ayudaba pero... había una nena tejiendo al crochet, me acerqué a ella y le enseñé algunos puntos, estaban muy contentos de recibir visitas, muy poca gente los visitaba por esas habladurías tontas de pueblos chicos.
Me fui a la nochecita, prometiendo volver de vez en cuando pero pactando con los mayorcitos que todos los días al salir de la escuela pasarían por mi casa a hacer los deberes que yo supervisaría.
Así lo hicimos, iban de a dos, muy respetuosos, les preparaba la merienda con pan, manteca y dulce, hacían los deberes y se iban.
Recorrí las tiendas buscando precios para llevarles telas y lanas para que la abuela les enseñe a cocer a las nenas (delantales y posa pavas que después vendían casa por casa), levantaba pedidos de leche entre "mis amigas"  para darles una mano... pero ninguna quiso colaborar... eran todas conchetas, mangas de cornudas como yo.

Algún domingo, los pasaba a buscar en el auto, yo ya tenía licencia, y los llevaba a dar unas vueltas.

Nuevamente, estaba ocupada, me sentía útil... seguía frecuentándome con Mabel y al grupo de la empresa las dejé completamente de lado.

Pero... lo bueno dura poco... un 28 de diciembre me dió la noticia de que nos trasladaban nuevamente... ésta vez a Rincón de los Sauces.
Él iba ascendido así que no quedaba otra que juntar los bártulos y partir.

La despedida con los chicos fue dolorosa, nos habíamos encariñados todos, realmente para levantarles un monumento a esos abuelos. Por suerte nunca me animé a intimar con los más pequeños, advertida por mi pareja que sólo estábamos de paso en ese lugar.

Preparé la mudanza, y por esas cosas de rebeldía que llevaba adentro una tarde en que fui a despedirme de un matrimonio amigo, él le estaba pasando la máquina en la cabeza a los nenes y le dije que me la pasara a mi...  primero se negó, se la saqué de la mano y me dí el primer pase... no le quedó otra que acomodarmelo.

Cuando volví a mi casa... él me miró, se acercó y me dijo... ¿por qué lo hiciste?
- porque quiero cambiar (en realidad lo estaba desafiando, le estaba gritando que no me importaba nada!).

El valor lo tuve que tener los días siguientes cuando me tocó entrar al banco lleno de gente, cuando me tocó despedirme de las conchetas... pero no me importó, me gustaba a mí y era suficiente...

Su-Saraza

Mi Historia: En busca de un hijo

Conocí a Mabel, la mujer del dueño de la empresa de catterig que les daba el almuerzo a nuestros esposos en sus trabajos.
Era una mujer muy activa, unos años más que yo... le gustaban los trabajos manuales, les hacía la ropa a sus hijas, les tejía.
Ella me enseñó algo de costura y aprendí por primera vez en mi vida a tejer al crochet.
Ya les llamaba la atención a las mujeres que yo no fuera a la pileta, pero les decía que estaba ocupada aprendiendo costura.
En uno de los tantos viajes a Chile que hacíamos para comprarnos camperas y calzado de marca, me compró una máquina de coser de esas que hacen tooodo!!.
Tela que andaba suelta, tela que cosía.

Un día leyendo el diario encontré una publicidad de una academia de cosmetología que dictaba cursos... en Neuquén.
Me anoté, y una vez por semana asistía a esos cursos. Él lo vio bien.. la $ no era problema. También había empezado a estudiar inglés pero a mitad de año trasladaron al marido de la profe y me quedé sin el pan y sin la torta.

A él le convenía que yo estuviera ocupada, para que no volviera con el tema de querer tener hijos.
Terminé el curso, me dieron el diploma de Cosmetólogía integral (cutis y depilación) y empecé a atener algunas clientas en mi casa. La vida volvía a cobrar sentido para mí.
Estaba haciendo algo que me mantenía ocupada.

De pronto un día, fui a ver a la ginecóloga del pueblo y le comenté de mis ansias de quedar embarazada. Para ir descartando posibilidades me envió a Nqn para hacerme una "histerosalpingografía" (estudio que me diría si tenía o no las trompas tapadas). Lo que ella no sabía era que cada vez teníamos menos actividad sexual.
Convencida de que iba a tener un bebe en mi vientre cueste lo que cueste, partí esa mañana sola en colectivo a la ciudad a realizarme el Estudio.
Cuando me presenté en el policlínico no hubo una persona que no se sorprendiera de que estaba sola para realizármelo.
Entré a la sala, la camilla fría, prepararon todos los instrumentos delante mio, vino el dr. y me volvió a preguntar si había venido con alguien. Al borde de las lágrimas y con un miedo horrible le contesté que sí, que la ginecóloga me dijo que era un exámen de rutina. Me explicó que no, que después de hacérmelo me iba a tener que quedar en sala de espera unas 8 horas para asegurarse de que no me agarrara hemorragia, (sobre todo porque vivía a 140 km.).
Cuando comenzaron, la mano cálida de una enfermera me tomó la mía como diciéndome "no te procupes, estoy con vos".
Nunca sentí tanto daño como ese día..., sin anestesia... fue tremendo. Esperé sentada en la sala de espera las horas que consideraron necesaria, me dieron los resultados: "las trompas no estaban tapadas, sólo en forma de rosario, en un futuro, ésto requiere de un tratamiento para poder concevir".

Cuando salí de allí, busqué el locutorio más cercano para poder contarle a él... pero fue imposible ubicarlo en el yacimiento... le dejé el mensaje de que estaría llegando en el último colectivo, que me fuera a buscar.
Me acurruqué en la cabina, me senté en el suelo y me largué a llorar... hasta ese momento no me dí cuenta de lo sola que estaba en ésto.

Me estaba esperando en la terminal con un amigo, feliz porque se iban a un asado, apenas me preguntó cómo me había ido, me acarició la cabeza, me dio un beso en la frente y me dijo "viste Coty... todo va a salir bien" ¿? y se fue al asado.
No lo escuché llegar, a la mañana siguente me levanté tarde, no atendí ni la puerta ni el teléfono, sólo tenía bronca dentro mio. No me importó el reposo que me dio el médico... como una loca empecé a cambiar los muebles de lugar yo sola, estaba enfurecida, conmigo mismo, con la vida, con él.

La única que pudo entrar fue Mabel y porque yo le había dejado un juego de llaves el día anterior. Fue la única que me contuvo, me llevó a la cama, me dio un tranquilizante y se quedó hasta que me dormí.
Con el correr de los días empezaron a pelársemes las manos, me arrancaba yo misma la piel... sin ningún dolor, ni sentimientos.
Volví a caer en una leve depresión...

Su-Saraza

domingo

Mi Historia: La Sra. de

Ahí estaba yo... hundida en el asiento del auto, esperando tan sólo alguna frase de consuelo. Él ya estaba acostumbrado a vivir lejos de su lugar de nacimiento, pero para mí... era la primera vez.

Atravezamos la ruta del desierto y al atardecer llegamos al pueblo donde viviría.
Hicimos noche en La Posada y al día siguiente, cuando estábamos desayunando me informó de la situación:
- Vamos a estar viviendo acá, hasta que desocupen una de las casas de la Empresa, así que nuestros muebles van a ir a un depósito hasta que llegue el momento.
- Yo no vengo a almorzar, por lo que vas a tener que pedir que te indiquen cómo llegar hasta el centro del pueblo ó comer acá. Recién vuelvo a la tardecita.
- Acá tenés... (por primera vez me entregó dos tarjetas de crédito, y una credencial dorada de la mejor obra social prepaga que existe), si podés llegate hasta el banco, así te conocen y sacas $ para manejarnos.
Y se fue.
Me fui caminando hasta el centro, pasé por el banco, ya me estaban esperando..., pasé por una lanería, compré lana y agujas y me dediqué a tejerme un chaleco mientras esperaba que pasaran las horas.
A veces bajaba a la cocina del hotel a prepararme unos mates y subía a tomarlos, junto a mi tejido, a la terraza del mismo.
Perdí mi identidad, pasé a llamarme la Sra. de.

A los dos meses justos, nos entregaron la casa, en un barrio de familias petroleras, 3 dormitorios, 3 baños, cocina, lavadero, cocina comedor, living, garage, patio y parrilla... todo para dos gatos locos!!
Tuvimos que viajar a Neuquén a comprar muebles para que amueblar el desértico hogar. Atrás quedó nuestro departamento pequeño!!
(Hubo días en que sin querer, mientras limpiaba mi casa, miraba por la ventana y veía el baldío de enfrente y me traía recuerdos de mi hogar. En silencio me acostaba un rato a descargar mi angustia).
Al día siguiente, una vecina vino a darme la bienvenida, y a comunicarme que en la semana  iban a hacer una reunión "las mujeres" para presentarme en "sociedad". Me ofreció su empleada por el momento, hasta que consiguiera una, pero agradecida, la rechacé. Prefería estar entretenida en algo para que el tiempo pasara rápido.
Obviamente, la molestaba seguido preguntando dónde quedaban los negocios y ella se ofrecía para llevarme en su auto, ya que yo no sabía manejar y el nuestro descansaba en el garage porque a los hombres les daban una camioneta en su trabajo.

Llegó "mi presentación en sociedad", me exhibieron como un espécimen en extinción, me bombardearon a preguntas mientras mi cabeza trataba de registrar todos las reglas: 
- Las reuniones eran una vez por semana y sólo se juntaban las mujeres del personal  jerárquico.
- Sólo trabajan las mujeres que tienen alguna profesión referente a la educación... el resto, no.
- Todas las tardes van a la pileta, donde  gastan grandes cantidades de su tiempo en despejarse.
- Si algún matrimonio se separa, le trae complicaciones laborales al esposo. Lo envían a una casa que comparten solamente los "solteros".
Me dí cuenta que eso no era para mi... tanta hipocrecía junta no me hacía sentir bien, pero a su vez... el hecho de que no me integrara en ese grupo lo perjudicaba laboralmente a él. Aunque parezca loco, las mujeres, mejor dicho -la familia-, en esa fecha, tenía mucha influencia en la Empresa.
Así que cada tanto asistía a algún evento, no sin antes escuchar el rosario de advertencias a tener en cuenta. (No soy de procesar las palabras, las siento y las digo... y eso no es bueno a veces).

Por suerte teníamos teléfono, lo cual me permitía estar más comunicada con mi familia. Se produjo lo que él me dijo el día que veníamos viajando "olvidate de que te vayan a llamar todos los días, cada uno tiene su vida y pronto se olvidan"... no es que se olviden, es que tienen otras ocupaciones.
Al mes volví de vacaciones por una semana a visitar a los mios. Mil kilómetros nos separaban.
Observé que cada cual tenía su trabajo, su ocupación y que los tiempos para verme eran a la tardecita, y se me interponían los horarios. Caí en la cuenta de que todavía no tenía mi lugar, el de acá lo había perdido a pesar de que mi jefe me siguió pagando el sueldo por cuatro meses por si me arrepentía  y decidía volver, pero de solo pensarlo significaba que había fracasado en mi matrimonio.
Sólo restaba volver e intentar al máximo que las cosas en la pareja volvieran a funcionar.
A él sólo le importaba su trabajo, llegar a su casa, tener la cena lista, la ropa limpia y sentarse a mirar tv.
Mientras tanto yo, cocinaba y miraba todas las películas habidas y por haber... comía, leía... comía y empecé a engordar.

Nos separaban sólo 140 km. de Neuquén, así que el sábado solíamos ir a hacer las compras al hipermercado, quedarnos al cine y volver a la noche.

Se me ocurrió de que era un buen momento para encargar un bebé... pero no tuve cuorum... siempre había una excusa bien elaborada que lograba que se me fuera esa idea loca de la cabeza.

A la noche, sabíamos estar duermiendo y sonaba el handy porque alguna "cigüeña" había dejado de funcionar, nos levantábamos, desplegábamos el mapa de los pozos sobre la cama para marcar la ruta antes de salir.
A veces volvía a las horas, otras no aparecía hasta la tarde del día siguiente.

Empecé a deprimirme, a no saber qué quería hacer,... ya hacía un año que estábamos en ese maldito lugar y las cosas no mejoraban...

Su-Saraza

Mi historia

Nos conocimos por casualidad... en un partido de padde, los dos íbamos para hacerle la pata a nuestros amigos y terminamos enganchándonos nosotros.
El hacía poco que había llegado a la ciudad a trabajar en la única fábrica que acababan de instalar.

Las mujeres... todas detrás de él. Rubio, alto, de ojos celeste, tremendamente llamativo. Jamás se me ocurrió pensar que él se podría fijar en mí, con semejante harén detrás suyo.

A los 3 meses terminamos conviviendo. Alquiló un departamento (carísimo) y me dio las llaves.
No teníamos nada. Nos prestaron un colchón, una mesa chiquita, dos sillas...
Compró la heladera, como no teníamos cocina vivíamos a fiambre y sopas quick porque calentábamos el agua con un calentador eléctrico.
Yo usaba de placard los ventanales del depto. poniéndoles el palo de lavar los pisos en forma de barral y ahí colgaba la ropa, mientras que la que no usábamos la guardé en cajas forradas con telas.
Fue el mejor año de mi vida. Lleno de sacrificios, juntos, felices, tratando de armar nuestro nido.
Yo tenía mi trabajo, con mi sueldo íbamos usándolo para los gastos diarios y con el suyo para pagar las cuotas de los planes en los que nos habíamos metido y ahorrar para poder realizar otros proyectos que teníamos.

Me ayudó a terminar de rendir esa bendita historia de 3° que me impedía obtener el título del secundario.
Cursé el último año a la noche y cuando llegaba a casa, mientras él cocinaba yo le leía algún capítulo del libro y me lo explicaba con sus palabras (el problema mio era que estudiaba de memoria y al llegar el día del examen me olvidaba de todo).

Vivimos en ese lugar durante 6 años, compró la moto... (salíamos a pedir choclos "prestados" por los campos de la zona)...compró un auto, compramos un terreno en el barrio donde vivía mi familia... y empezamos a construir.
... un día un amigo le mandó un mail con un aviso diciendo que necesitaban gente para un cargo importante en una empresa petrolera en el Sur.
Aprovechando las vacaciones fuimos para allá, se presentó a la entrevista... y obtuvo el cargo. En menos de un mes, tenía que estar trabajando allá.

Partió solo mientras yo me ocupaba de los últimos detalles: renunciar, después de diez años, a mi trabajo, preparar la mudanza, cortar el teléfono, el canal... pasar más tiempo con mi familia y amigos ya que no sabía cada cuánto podríamos volver.

El departamento, se veía deprimente... cajas por todos lados, los muebles amontonados en una habitación, las paredes descascaradas... la cama grande, sola para mi.

A los quince días, volvió a buscarme... y con él, el camión de la mudanza.
Nuestros amigos a la noche nos hicieron una pequeña despedida, reunión, con la excusa de que al otro día todos trabajaban y no iban a poder estar cuando nos fuéramos.

Llegó el día, se cerraron las puertas del camión de mudanzas y partió... entre doce y catorce horas le llevaría llegar a destino. A nosotros menos porque íbamos en auto.

Me fui a despedir de mi familia. Mi abuela estaba sentada afuera, me acuerdo como si fuera hoy... me alejó de todos, me abrazó muy fuerte y me dijo al oído: "así es la vida, lo tenés que seguir adonde él vaya, porque esa es tu obligación como mujer"...
No me animé a decirle que yo pensaba distinto, no quería que supiera que muy convencida no estaba de seguirlo, nuestra primer crisis de pareja nos rozaba pero la encubríamos echándole las culpas a los últimos cambios que habíamos vivido. Seguramente, estar lejos de todos, nos acercaría un poco más a nosotros.

Y partimos... hacia un futuro desconocido, todavía, para mí.


Su-Saraza

martes

Siempre Tuyo

El primer amor, el primer beso, la primera caricia... el primer hombre...

Angélica tenía 15 años, Norberto 2o. Hay etapas en la vida donde no se nota la diferencia de edad.
Porque el folfklore lo exigía debía comenzar todo como un flirteo que poco a poco se convirtió en amor. Un amor tan grande y profundo que ni el tiempo logró romper.

Los ojos de ella brillaron de felicidad cuando lo vió aparecer en su fiesta de cumpleaños... ese fue el comienzo, vinieron días hermosos, felices, charlas interesantes hasta llegar a conocerse.

Pero todo no fue color de rosa... tarde, muy tarde Angélica se enteró de que él tenía otra relación y que cuando la conquistó estaba en un impasse, el cual le dio tiempo a seducirla y enamorarla.
El impasse llegó a su fin y como ella era su novia oficial, un buen día se casaron.

Angelica nada pudo hacer, tampoco tenía respuestas, sólo evasivas y dolor... mucho dolor.
Lo vio pasar frente a ella y lo siguió... se paró en la puerta de la iglesia sin una lágrima... todas vendrían después... porque el amor duele, y cómo!!.

Pasaron 6 años, llenos de broncas, impotencias, pero... cómo entenderlo, cómo explicarlo.

Una tarde se encontraron por casualidad. Fue muy fuerte verlo... y otra vez el dolor.

Tal vez por necesidad, por ser vulnerable pero a ella no le importó, se convirtió en su amante.

Y de nuevo, como la primera vez... surgió el amor. Pasaron los años y ellos seguían con su relación. Ya se manifestaban las primeras crisis en su matrimonio... pero ella no estaba dispuesta a renunciar nuevamente a su felicidad.

Pero.. las relaciones son de a dos y él no opinó lo mismo, volvieron a separarse. Angélica conoció a un buen hombre, quiso formar su familia, tuvo 2 hijos y se separó.

Las vueltas del destino la volvió a juntar con Norberto, primero por teléfono, después en su oficina, otras veces en el trabajo de él y nuevamente retomaron lo que habían dejado en el tintero. Y nuevamente siguieron sin importarles nada. Aprovechando cada segundo, cada ocasión para recordar el amor, para viajar en sueños y cumplir los sueños compartidos, para desear encontrarse en la otra vida sin nadie en el medio si fuese necesario.

20 años pasaron desde que aquella jovencita conociera a su amor... hubo de todo: dolor, engaño, traición, lágrimas, felicidad, deseo y pasión. Y la vida los reunió ya adultos.

Norberto sabe que ella siempre lo amó y que lo seguirá amando hasta el día de su partida. Es un amor difícil de entender... pero es auténtico.

Norberto reconoció el error, se lamentó por el y siente que debe hacerla feliz para resarcir tanto dolor.

Pero ya no hacen falta las aclaraciones... hoy estan juntos, regocijándose con las charlas, cumpliendo algun viejo proyecto, charlando sobre los hijos, la vida, el trabajo, sobre penas y alegrías... y de a ratos... ambos vuelven a revivir esa pasión.

Después de 25 años hubo cosas que no cambiaron: el mismo olor, las mismas miradas cómplices, las mismas caricias... el mismo amor.


Su-Saraza

Lo que pudo ser y no fue.

Con Pablo nos criamos juntos, desde muy chicos, éramos de esos amigos inseparable si los hay. Hací durante años hasta llegar a la adolescencia. Salíamos al boliche pero el muy guacho no me daba bolilla, si yo quería bailar, me alejaba porque le espantaba las "minitas", eso sí, ni bien terminaba la tertulia, estaba afuera como un perro guardían para acompañarme a mi casa. Sana y salva.

Una noche, sentados conversando sobre nuestros sueños me dijo que yo le gustaba mucho... la verdad, semejante declaración me sorprendió como me sorprendió el primer beso que me dio... y que me gustó...
Yo no quería que se rompiera nuestra amistad, pero fui debil y caí como una tonta!
Lamentablemente lo nuestro no duró nada, al contrario perdimos la amistad y lo poco que teníamos.

Dos años pasaron desde esa declaración y casi me muero de dolor al enterarme de que se casaba con otra chica del barrio... verlos juntos, felices... esa imagen nunca me la voy a olvidar. Desde ese instante jamás nos volvimos a hablar.
El sigue viviendo en el mismo barrio y estoy segura que a mi me tiene en un rinconcito de su corazón... igual que yo a él.

Una noche me enteré que él estaba internado, casi a punto de morir. Yo tenía conocidos en la clínica y usando mis influencias, después que se retiraron sus afectos, me dejaron pasar... era muy tarde.
Pablo estaba inconciente, lleno de tubos, me senté a su lado, le agarré la mano, se la acaricie y le susurré..
- Pablo... soy yo, Clarisa, sólo pasé a saludarte, a pedirte que estés bien... no sé si me escuchas... pero quiero decirte que todavía te amo.
Le besé la frente y salí... angustiada por la situación pero con mi conciencia tranquila por haberle desnudado mi corazón, quizás esa fuera la última vez que lo vería con vida.

Nunca supe si se enteró que estuve esa noche con él... pero al día siguiente despertó del coma... fue algo lindo y misterioso a la vez...

Es el día de hoy que mi Ser sabe cuando algo le pasa...

Su-Saraza 

lunes

Lunes de miér...!!

Lunes 17 de Enero de 2011.

Qué día de mierda miércoles por favor!!!!!
- Renunció mi compañero de trabajo así que quedaron en el olvido los días de vacaciones que pensaba tomarme...
- Tuve que ir al banco cuando salí del trabajo y volví cuando mi gordo ya estaba durmiendo la siesta, así que almorcé sola y a los pocos minutos me pasaron a buscar para volver a la oficina.
- No pude escuchar el programa de Ronnie -necesitaba concentración para organizarme en los días siguientes-.
- Sentí mucha bronca, impotencia y me dieron ganas de llorar pero me comí las lágrimas.
- Lo cual me llevó a tomar la decisión de retomar terapia, para volver a encontrar mi eje... la psicóloga está de vacaciones y empieza a atender en febrero, lo cual corre por su cuenta las cagadas que me mande en estos días!!
- Lo más importante de todo, encontré al padre de mis vecinitas y le presenté las quejas de no poder descansar ningún día de la semana pasada, debido a las jodas contínuas durante la noche y la siesta, me agradeció por el reclamo (todavía algo de paciencia y educación me queda para comunicar mis broncas).
- Y como dice Juanchi... mis "tiempos" no son los mismos de las personas normales. (o sea... aflojemos con la ansiedad).

Y en éste momento...

Su-Saraza

domingo

La crudeza del Amor (III)

4 meses pasaron desde esa tremenda noticia  para que Lucía pudiera volver a su casa, caminando con dificultad... pero... la vida debía continuar... sobre todo cuando hay hijos para criar.

Terminó de redecorar la casa en el campo (como lo habían planeado con Germán)... y allí partían los tres cada momento libre que ella tenía. Decidió volver a trabajar full-time, a compensar el tiempo que había estado ausente con sus hijos... necesitaba estar ocupada, el fantasma de su esposo todavía estaba en la casa.

Al año, los médicos la derivaron a la Capital para una nueva operación de cadera.
El destino quiso que se volviera a reencontrar con José María, su amor estudiantil. José se había casado, tenía una hija y se había separado... ¿sería ésta una nueva esperanza, lo que le deparaba la vida?.
No, él no había cambiado, se veía maduro, pero por fuera, por dentro seguía siendo el mismo chiquilín sin ganas de tener compromisos.
Aún así, ella dejó que la sedujera, necesitaba volver a sentirse viva.
Durante los meses siguientes comenzaron a verse esporádicamente, a mitad de camino, o cuando ella iba a su control.
Conoció a su hermana, a su hija... pero consideró que aún era muy pronto para que sus pequeños hijos supieran de la existencia de éste señor, así que continuó con su antiguo amor esporádico.

Lucy había amado profundamente al padre de sus hijos pero se convenció que ésta era su segunda oportunidad y que no la iba a dejar pasar, la experiencia le había mostrado que la vida es corta y hay que saberla disfrutar.

La última noche que estuvieron juntos él la llevó a cenar a un lujoso restaurante, y a mitad de la cena le contó de sus planes de conocer Egipto, ella escuchaba silenciosa...
- Me gustaría mucho que éste viaje pudiéramos hacerlo juntos...
¡No podía creer lo que escuchaban sus oídos! Tanto tiempo esperando una señal de que la relación iba en serio y ahora...
Había tanto por hacer!!, contarle a los hijos, preparar el viaje, faltaba tanto y sin embargo tan poco!!.

Los chicos aceptaron bien la noticia, si bien todavía no lo conocían,  veían a su madre de nuevo feliz.

Por las noches, antes de irse a dormir chateaban sobre el deseado viaje, hablaban largas horas por celular. En pocos días ella volvería de nuevo a la Capital para reencontrarse con él.

El viernes por la noche no lo encontró conectado, su celular estaba apagado, el sábado tampoco apareció. Pero el domingo recibió una llamada de la hermana de José María...
... el viernes a la tarde volvía en su auto para Bs. As. y cuando cruzó las vías... no vió el tren que venía...

Entónces Lucía se desplomó...


Su-Saraza

La crudeza del Amor (II)

Nació Martin, un bebé hermoso, con los ojos del color del cielo como su madre.
Crecieron sanos y felices. Eran la envidia de todos!!. Siempre los 4 juntos para todos lados, muy unidos.

Martin comenzó el jardín, después el colegio, Nicolás  le llevaba casi dos años... era bueno jugando al fútbol y le gustaba.
En Diciembre tenía un partido importante a 200 km de la ciudad. Todos la delegación fue en colectivo mientras los padres iban acompañándolos en auto.
Germán invitó a sus padres para ir a ver jugar a los nietos, el orgulloso abuelo aceptó aprovechando la oportunidad para estrenar el auto que había comprado.
Disfrutaron del partido. Los niños volvieron todos juntos y los padres detrás.
A regañadientes del pedido de su padre, Germán aceptó manejar el auto para "probarlo". Si había algo que lo caracterizaba era su prudencia, sobre todo en la ruta.

50 km. antes de llegar a destino, un camión que venía delante de ellos hace una mala maniobra y... el auto choca contra él.
El único que estaba en condiciones de socorrer a los 3 adultos fue el abuelo. Su esposa y Lucy venían en el asiento de atrás... pero Germán fue el más perjudicado.
Los chicos llegaron a destino cuando los bomberos salían al operativo.

A los minutos, la noticia estremeció a la ciudad, Nico y Martin no entendían por qué los tíos los llevaban a su casa, preguntaron qué pasó y muy cuidadosamente les dijeron que sus padres habían sufrido un accidente pero que estaban bien.
La realidad era otra... Lucy y su suegra se habían quebrado la cadera... pero Germán, él sí que estaba grave... fue derivado a una clínica de alta complejidad a 250 km. del siniestro, sólo, su padre -único ileso- tuvo que quedarse a cuidar y contener a las mujeres.

Pasaron los días, las mujeres siguieron internada mientras a Germán lo tenían en coma farmacológico, las posibilidades de vida eran nulas, pero las cadenas de oraciones y los deseos de sus amigos ayudaban a que Lucía no perdiera las esperanzas.
Los hijos pudieron visitar a su madre, se quedaron tranquilos con las explicaciones que les dio sobre el por qué no podían ver al padre y que mientras tanto iban a tener que vivir unos días en la casa de los tíos. A regañadientes aceptaron la realidad.

Se acercaba el cumpleaños de Martín, Lucy pidió que se lo festejaran, que fuera un día normal para él. Nicolás no quiso ir más a futbol, se sentía culpable por el accidente ocurrido, ya que de no ser porque él jugaba ni sus padres ni abuelos hubiesen ido a verlo.

Transcurrieron las semanas, las mujeres internadas sin poder moverse... y  de Germán no había noticias... seguía igual.

Llegó el día del cumpleaños, Martín lo estaba festejando, su madre seguía el festejo conectada al celular... cuando entra su suegro y le da la terrible noticia del deceso de su amor...

(continúa...)
Su-Saraza  

La crudeza del Amor (I)

Lucía y José María se conocieron en la universidad cuando  estudiaban ciencias económicas en  La Plata.
Ella era del interior de la provincia, sus padres tenían campos y vivían en la ciudad... y él vivía en Capital.
Lucía era una mujercita tímida, menuda, de unos hermosos ojos celestes. José María era todo un Don Juan, muy opuesto a ella... pero como todo lo opuesto terminaron atrayéndose.
Y así empezaron a salir, nada serio,  por parte de él...aunque a  Lucy se le trizara el corazón, lo aceptaba porque era su amor.

Se graduaron, consiguieron buenos trabajos, pero así y todo José María no aceptaba el compromiso. Ésta fue la razón que la llevó a Lucía a tomar la decisión de regresar a su ciudad natal. Tiró currículums, volvió a vivir con sus padres, -era una manera de decir, ellos estaban la mayor parte del tiempo en el campo así que la casa de la ciudad le quedaba toda para ella- y encontró un muy buen trabajo.

Recuperó la relación con sus viejos amigos y se hizo de nuevos. Fue allí donde conoció a Germán, diez años menor que ella. Comenzaron una relación que  parecía no conducir a nada, la cual terminó en casamiento. Nació su primer hijo Nicolás el mismo día del cumpleaños de Germán y su madre!!
Se llevaban de maravillas, parecían nacidos el uno para el otro. No existía en el mundo una persona más tranquila y buena que él.
Se hizo cargo del manejo del campo que en vida les donó su suegro, ella seguía trabajando en la empresa pero part-time, haciendo alguna que otra auditoría para poder estar más tiempo junto a su hijo. Se compraron una casa antigua, la remodelaron a su gusto.  Recorrieron el país yendose de vacaciones, pasaron a países limítrofes... y volvieron con otro ser en la panza de Lucy..

Atrás quedó la historia con José María...
(continúa...)

Su-Saraza

viernes

Cuando el amor no se puede controlar (II)

   Rita llegó destruida a su casa, todo le parecía una pesadilla. Carlos agotó todas las posibilidades para convencerla pero ella no quiso saber nada.
   Adelgazó varios kilos, se volvió triste y sin ganas de vivir. Cambió el recorrido para ir a su trabajo para evitar cruzárcelo , aunque el motor de esa camioneta era torturante.

   Un buen día, buscó en la guía telefónica el número de teléfono de la casa de Carlos y llamó... la atendió una mujer.
- ¿Sabías que tu marido te engaña? - y cortó.
   A la semana siguiente no pudo evitarlo, él la estaba esperando a la salido de la casa, escondido como un ladrón, enfurecido por lo que ella había hecho. Rita negó todo, disimuló muy bien no saber de qué hablaba y volvió a darle la espalda.

   El dolor seguía siendo insoportable, pero las ansias de salir adelante pudieron más. Decidió que era tiempo de darle un giro a su vida. Se mudó con una tía que vivía en Misiones, consiguió un nuevo trabajo, conoció a Mario, tuvo dos hermosos hijos y trató de ser feliz.

   Cinco años habían pasado desde ese desagradable episodio, cuando con su marido tomaron la decisión de radicarse en la ciudad natal de ella. Con proyectos nuevos construyeron su casa, él instaló su consultorio privado para estar más tiempo con su familia... la vida parecía encausarse...

   Una tarde cuando volvía de la casa de su madre de dejar a uno de sus pequeños... una camioneta vieja con un hombre mayor se le acercó...
- Rita!!! hola... 
- Ah. Hola, no te había conocido.
- En cambio vos estás igual, podemos charlar un momento?
- Sí..
Subió y salieron sin decir una palabra... estacionó en uno de "sus lugares", paró el motor y la tomó de la mano... ella lo dejó hacer.
- Estás hermosa, no sabés lo que te extrañé... se todo de tu vida, te pido perdón por el mal que te hice... - y se largó a llorar.
- Ya fué, si no me hubiese pasado todo ésto  nunca lo hubiese conocido a Mario ni todo lo que eso trajo. La pasé muy mal, pero pertenece al pasado. Pero vos... qué avejentado que estás!!!
- Sí, estuve muy enfermo... mi mujer tuvo una nena...
- Ah...
- El nombre lo elegí yo... Rita, le pusimos.
- ¿Me podrías llevar a mi casa?... tengo cosas para hacer.
- Sí, sí... ¿te puedo pedir algo?
- ¿Qué?
- ¿Me darías un abrazo?
- No...
- Por favor...
- No, porque no lo siento, me hizo bien estar con vos acá, si quedaban fantasmas en mi... después de volver a verte, desaparecieron todos...
- Tanto mal te hice?
- Sí, pero ya pasó.
- Te pido perdón por echarte las culpas de haber llamado a mi mujer aquella vez... me enceguecí, por un momento pensé que habías sido vos... pero después me dí cuenta que sos incapaz de semejante bajeza
- Está bien.

   Puso en marcha la camioneta y la dejó en el mismo lugar donde una hora antes había subido.
- ¿Me das un beso aunque sea?
- Sí... - y se lo dio en la mejilla-
- Nunca me pude olvidar de ese perfume!!!
- En cambio vos ya olés a viejo. Chau, gracias por todo.

   Y se alejó contenta, por no haber sentido nada por él, sin culpa por no confesarle que había sido ella la que había llamado a su mujer... y reconfortada en su ego al saber que Carlos había  seguido pendiente de cada movimiento suyo.

   La esperaban Mario y sus hijos... y ahora tenía un hogar.


Su-Saraza