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miércoles

Mi historia: Recuperando mi identidad

Llegué a Rincón con otra mentalidad. Mi realidad era que no tenía otra opción, volver a mi ciudad natal no podía, la situación económica había hecho estragos con los campos, la zona vive de él, mucha gente había tenido que cerrar los negocios y otros estaban sin trabajo.
Así que me mentalicé que mi vida ahí iba a ser diferente.

Para llegar al pueblo se tardaba 4 horas por camino de ripio, eran comunes los choques de frente por la polvareda que levantaban las camionetas en el camino.

Llegamos... fuimos a ver la casa, un barrio privado, él único asfaltado, cancha de basquet, todas las casas iguales, inmensas, el doble de grande que la anterior.
La primer noche la pasamos en hotel porque la mudanza llegaba al día siguiente.
Como siempre, sola para recibirla. Ya estaba canchera en el tema. La misma empresa de mudanzas te arma todo si lo preferís, pero yo, les hacía un planito con las habitaciones de la casa y todas las cajas tenían un rótulo: cocina, pieza 1, garaje, etc., después, tranquila, iba acomodando las cosas en su lugar.

A los días, llegó la presentación en sociedad. La "gerenta" (mujer del gerente) vivía a 3 casas de la mía y resultó ser una persona adorable. Recuerdo las palabras que me dijo al recibirme porque tanta sinceridad (después de lo vivido antes) me dejó perpleja:
- Hola, me llamo Estela X, soy maestra... en nombre de todas las mujeres te doy la bienvenida, esperamos que te sientas cómoda, cualquier cosa que necesites pegá un grito... ah! y desde hace 20 años soy la concubina del gerente de éste yacimiento.
Cuando me tocó el turno de presentarme lo hice con mi nombre y apellido sin de... me sentí mucho mejor, fue como volver a recuperar mi identidad.

Los días seguían pasando tranquilos, terminé de acomodar la casa, por primera vez usé la tarjeta de crédito y me compré un celular!!!
Fui a una peluquería y ofrecí mis servicios como cosmetóloga (no me importaba si quedaba mal que trabajara o no), ahí fue donde conocí a Juanchi y Diego, grandes pilares de mi incierto futuro.
Acordamos que trabajaría algunos días a la semana por la tarde, los demás días atendería en mi casa... poco a poco la gente me fue conociendo, me hice de amigos, disfrutaba yendo de vez en cuando a la pileta.

Íbamos seguidos a Neuquén porque había muchas limitaciones en el pueblo, no había hipermercados, faltaban varios negocios y ... lo sorprendente: el hospital no tenía quirófano, así que de existir un accidente, los que tuvieran una obra social buena, utilizaban el avión sanitario... el resto debería viajar 4 hs. ó 5 hasta llegar a Nqn.
Los partos eran programados, las mujeres, un mes antes alquilaban un depto. en la ciudad para ir a parir en el caso de adelantárseles... eso ayudó a que se me fueran las ganas de tener un bebé.

Pero... cuando el alma no anda bien, el cuerpo lo manifiesta... y empecé a sufrir de dolores contínuos en las lumbares, al punto de tener que inyectarme corticoides muy seguido porque en varias oportunidades no podía caminar, y así comenzó la rueda, corticoides cada vez más fuertes, vómitos productos de la gastritis producida por los medicamentos... corticoides.... hasta que consulté a un traumatólogo y después de una resonancia magnética el diagnóstico fue: dos enormes hernias de disco. Hay que operar.

Su-Saraza

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