Nos conocimos por casualidad... en un partido de padde, los dos íbamos para hacerle la pata a nuestros amigos y terminamos enganchándonos nosotros.
El hacía poco que había llegado a la ciudad a trabajar en la única fábrica que acababan de instalar.
Las mujeres... todas detrás de él. Rubio, alto, de ojos celeste, tremendamente llamativo. Jamás se me ocurrió pensar que él se podría fijar en mí, con semejante harén detrás suyo.
A los 3 meses terminamos conviviendo. Alquiló un departamento (carísimo) y me dio las llaves.
No teníamos nada. Nos prestaron un colchón, una mesa chiquita, dos sillas...
Compró la heladera, como no teníamos cocina vivíamos a fiambre y sopas quick porque calentábamos el agua con un calentador eléctrico.
Yo usaba de placard los ventanales del depto. poniéndoles el palo de lavar los pisos en forma de barral y ahí colgaba la ropa, mientras que la que no usábamos la guardé en cajas forradas con telas.
Fue el mejor año de mi vida. Lleno de sacrificios, juntos, felices, tratando de armar nuestro nido.
Yo tenía mi trabajo, con mi sueldo íbamos usándolo para los gastos diarios y con el suyo para pagar las cuotas de los planes en los que nos habíamos metido y ahorrar para poder realizar otros proyectos que teníamos.
Me ayudó a terminar de rendir esa bendita historia de 3° que me impedía obtener el título del secundario.
Cursé el último año a la noche y cuando llegaba a casa, mientras él cocinaba yo le leía algún capítulo del libro y me lo explicaba con sus palabras (el problema mio era que estudiaba de memoria y al llegar el día del examen me olvidaba de todo).
Vivimos en ese lugar durante 6 años, compró la moto... (salíamos a pedir choclos "prestados" por los campos de la zona)...compró un auto, compramos un terreno en el barrio donde vivía mi familia... y empezamos a construir.
... un día un amigo le mandó un mail con un aviso diciendo que necesitaban gente para un cargo importante en una empresa petrolera en el Sur.
Aprovechando las vacaciones fuimos para allá, se presentó a la entrevista... y obtuvo el cargo. En menos de un mes, tenía que estar trabajando allá.
Partió solo mientras yo me ocupaba de los últimos detalles: renunciar, después de diez años, a mi trabajo, preparar la mudanza, cortar el teléfono, el canal... pasar más tiempo con mi familia y amigos ya que no sabía cada cuánto podríamos volver.
El departamento, se veía deprimente... cajas por todos lados, los muebles amontonados en una habitación, las paredes descascaradas... la cama grande, sola para mi.
A los quince días, volvió a buscarme... y con él, el camión de la mudanza.
Nuestros amigos a la noche nos hicieron una pequeña despedida, reunión, con la excusa de que al otro día todos trabajaban y no iban a poder estar cuando nos fuéramos.
Llegó el día, se cerraron las puertas del camión de mudanzas y partió... entre doce y catorce horas le llevaría llegar a destino. A nosotros menos porque íbamos en auto.
Me fui a despedir de mi familia. Mi abuela estaba sentada afuera, me acuerdo como si fuera hoy... me alejó de todos, me abrazó muy fuerte y me dijo al oído: "así es la vida, lo tenés que seguir adonde él vaya, porque esa es tu obligación como mujer"...
No me animé a decirle que yo pensaba distinto, no quería que supiera que muy convencida no estaba de seguirlo, nuestra primer crisis de pareja nos rozaba pero la encubríamos echándole las culpas a los últimos cambios que habíamos vivido. Seguramente, estar lejos de todos, nos acercaría un poco más a nosotros.
Y partimos... hacia un futuro desconocido, todavía, para mí.
Su-Saraza
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