Vistas de página en total

domingo

Mi historia. Mis altibajos

Los días que siguieron, no fueron nada fáciles, con bastante altibajos. Seguía con mi terapia, estábamos contentos por mi evolución... su meta era levantarme la autoestima y lo íbamos logrando. Tarea: tenía que acostumbrarme que a partir de ese momento, las desiciones que tomara iban a ser en torno a mi y no como antes que primero pensaba en él.
De noche se me hacía difícil dormir, me desvelaba contínuamente, es más, a veces no pegaba un ojo en toda la noche. En la tele no había nada para ver, ya había terminado de leer el libro de metafísica y ahora estaba con otros de autoayuda pero... me faltaba algo.
En pijamas me levanté de la cama y hurgueteando en una caja saqué un ovillo de lana y un par de agujas y empecé a tejer... allí salió mi primer chaleco para niños.

Lo que empezó como un sedante se convirtió en una pequeña empresita. Compré una rica perfumina, y una vez que los terminaba de tejer, los lavaba y no los secaba afuera, los dejaba arriba de una toalla rociado con perfume, ese era el secreto que hacía que el olorcito le durara tanto tiempo.
Como en esa zona había buena calefacción en los hogares y todos sabemos que a los niños no les gusta andar abrigados... comenzaron a venderse mis chalequitos como pan caliente.
En el próximo viaje a Nqn. pasé por una imprenta y me estamparon varios metros de cinta blanca con mi nombre y apellido.
Yo la cortaba en forma de etiqueta y la pegaba ni bien terminaba el elástico del chaleco... lo metía en una bolsita de celofán y lo iba apilando preparando el stock.
Cuestión que entre la depilación, manicuría y mis tejidos... me alcanzaba para los gastos del mes y practicamente no tenía que tocar la plata que me había dado mi ex.

Pero... a veces lo extrañaba un montón, me acordaba de todo lo que luchamos para tener nuestras cosas, tanto esfuerzo!!!... una vez que ya teníamos un presente sin necesidades económicas, que podríamos tener a nuestro hijo tan deseado por mi y postergado por él... justo ahora, se le venìa  a pudrir la cabeza!!!
Había días que me llamaba al celular y cuando yo atendía me cortaba... como si yo no supiera que era él (boludo, si tenía registro de llamadas).
Nos habíamos cruzado en varias oportunidades en la calle, él iba con una mujer a su lado en la camioneta, pero yo di-vi-na, como si nada.

La pensión no era linda, pero al tiempo desocuparon una habitación y se fueron a hacerme compañía Juan y Diego... y ahí sí que fue divertido. A la noche hacíamos guerra de almohadones por el pasillo, o Diego me agarraba de un brazo y me sacaba de su pieza con "calabaza, calabaza.. cada uno a su casa...".
Eramos  dos chicos que no habíamos tenido infancia, Juan era el único que ponía orden.

Como me suele pasar seguido, necesitaba cambios... así que decidí volver a dejarme crecer el pelo... no más rapada.

Una tarde entré a un negocio y me atendió una jovencita muy bonita, educada..., yo notaba que me miraba mucho. Hasta que en un momento me preguntó si no me acordaba de ella.
- Mmm, no, la verdad que no.
- Yo era una de las nenas que iba a su casa a que me ayudara con los deberes...
¡Qué alegría! Nos abrazamos, le pregunté que hacía ahí, que era de su vida...

... Y me sentí fantásticamente bien, saber que alguien se acordaba de mi porque fui útil en algún momento de su vida... se me hinchó el alma de emoción...

Su-Saraza


No hay comentarios:

Publicar un comentario